*** El sistema educativo hondureño llegó a su peor momento y el aprendizaje de los estudiantes se estima retrocedió dos años.
[su_heading]Tegucigalpa, Honduras[/su_heading]
La educación en Honduras enfrenta una crisis profunda derivada por la pandemia de coronavirus, que más que provocarla, dejó al desnudo la vulnerabilidad del ya débil sistema educativo hondureño.
No es desconocido que la educación del país arrastra años y años de carencias y necesidades, que sumadas a la llegada del Covid-19, solo hace pensar en un retroceso de un sistema que ya estaba desfasado.
Con la pandemia, que ya deja más de 374 mil contagios y más de 10 mil muertes en el país centroamericano, la educación se convirtió en el derecho más vulnerado para los niños y niñas, donde todavía no hay una respuesta clara para poder abordar la problemática por parte de los tomadores de decisiones, de cara al 2022, año que plantea un regreso a las aulas.
Antes de la pandemia, de acuerdo a informes de Unicef del 2018, el 44 por ciento de la niñez en Honduras estaba fuera del sistema escolar.
Al respecto, el Coordinador Nacional de Incidencia de World Vision, Mauricio Valladares, contabilizó que en Honduras hay casi 3 millones de niños y adolescentes dentro del sistema escolar a nivel general, pero previo a la pandemia, un 44 por ciento de esa cantidad prácticamente no estaba insertada en el sistema educativo.

La fuente abordada por Hondudiario, ahondó que con el efecto de la pandemia eso ha aumentado, aunque no hay un registro oficial que lo diga, pero “las proyecciones nos indican que solo en el 2020, más de 800 mil niños prácticamente dejaron de asistir al sistema educativo, dejaron de recibir clases y abandonaron totalmente lo que es ese proceso”.
“Se estima que, en el 2020, en ese mismo año, la cifra incluso alcanzó 1.2 millones fuera del sistema escolar”, apuntó.
Un sistema que ya era débil
Valladares expuso que el sistema educativo hondureño ya estaba caracterizado por ser débil en cuanto a la calidad e infraestructura y con un sin número de problemas, sobre todo en el área rural o interior del país.
“Hay lugares incluso del país o regiones en donde se llega hasta tercer nivel de ciclo y los niños no tienen la posibilidad de continuar estudiando”, acentuó.
El especialista en el tema, comentó que sumado a todo lo anterior, la emergencia sanitaria también abrió más la brecha digital del sistema educativo; “básicamente agravó la situación del acceso de los niños a la educación, también debilito el tema de la educación de calidad”.
El COVID vino a evidenciar esa brecha tecnológica, “ese 1.2 millones de niños que dejaron de asistir o continuar con sus estudios, también se vieron afectados por la falta de acceso de medios o recursos digitales para poder continuar con sus procesos educativos”, agregó.
De momento unos 18,000 estudiantes iniciaron clases semipresenciales de manera gradual y bajo estrictos protocolos de bioseguridad, luego del anuncio que hizo la Secretaría de Educación en agosto pasado.
El sector privado inició las clases semipresenciales el 16 de agosto y el público desde el 26 de agosto en 131 escuelas de 50 municipios del país con baja incidencia de Covid-19
Sin embargo, “la mayoría de los niños básicamente continúan en este momento recibiendo clases por medio de un teléfono celular”, apostilló Valladares.
Del mismo modo, recordó que producto de las tormentas del año pasado, la infraestructura educativa quedó destruida principalmente en la zona norte, lo que no permite las condiciones para un regreso a clases adaptado a un contexto de pandemia.
Vacunación, otro problema
Otro de los obstáculos que enfrenta un eventual regreso a clases, es la vacunación de los infantes, ya que, para plantearse una vuelta a las aulas de manera general, es necesario que tanto estudiantes como maestros estén vacunados.
A pesar de que el Gobierno está implementando el proceso de vacunación a mayores de 12 años, “la cantidad de niños que han sido vacunados es sumamente mínima”, refirió el representante de World Vision, y definitivamente no hay una posibilidad para que los menores de 12 años regresen a las escuelas.
Luego de más de un año de pandemia, el Estado no tiene cifras, datos o resultados, de cuantos fueron los niños que definitivamente lograron cursar su año escolar de manera efectiva, con calidad educativa y porcentajes de evaluación correctos.
La actual generación de educandos “está en un bache de compresión de formación, de interpretación, de desarrollo individual que definitivamente va a repercutir en los próximos años”, lamentó Valladares.
Evidente retroceso
Desde la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), apuntan a que el sistema educativo hondureño llegó a su peor momento porque colapsó y el aprendizaje de los estudiantes retrocedió dos años.
En el tiempo de la pandemia se perdió lo que se había ganado en los últimos 20 años, lo que se había ganado en matricula, calidad educativa e infraestructura, se perdió totalmente, señaló la organización de sociedad civil.
Informes subrayan el poco nivel que tiene la niñez hondureña en temas de comprensión y nivel académico en ciertas materias, y “la pandemia lo que ha venido es a agudizar la situación”.
Valladares coincidió en el mismo planteamiento, e incluso comentó que hay analistas expertos en temas educativos que consideran que “son hasta cinco y diez años en lo que es el retroceso en calidad y proceso formación educativa en el país”.
Recuperar el tiempo perdido
Ante toda la incertidumbre que se genera para los próximos años en materia educativa, el entrevistado manifestó que, de cara al proceso electoral del próximo 28 de noviembre, viene una posibilidad de que las nuevas autoridades contemplen una reforma educativa general o un proceso de abordaje al tema educación.
“Se requeriría un fuerte aumento de inversión pública y políticas públicas que vayan destinadas a reducir estos años de retraso que tenemos”, puntualizó.
Por parte del Estado, en teoría, se debería de contratar más maestros, mejorar las condiciones de infraestructura e implementar tecnologías e innovación, ya fue uno de los lastres expuestos por la pandemia
Finalmente, Valladares expuso que la pandemia ha venido a plantear una reforma a nivel educativo general, donde se debe mejorar “las condiciones del enfoque no solamente de un tipo de aprendizaje meramente conductual a un aprendizaje constructivista, que los niños y las generaciones tengan la capacidad de generar ese pensamiento, de generar innovación y no quedar con esa curricula tradicional”.
Pareciera que, de todos los riegos derivados de la pandemia, atender las necesidades educativas fueron las últimas, error que sin duda tendrá un efecto en cadena para el futuro del país. OB/Hondudiario